martes, 12 de noviembre de 2013

INICIOS DEL NARCO


E
l narcotráfico parece tener una época de nacimiento: los años 70 y 80, cuando comenzaron a surgir conceptos como narcotráfico o cárteles de la droga, pero sus orígenes están mucho más allá, sugiere el escritor F. G. Haghenbeck, quien dedicó tres años a investigar y hurgar en más de 77 fuentes bibliográficas para conocer la génesis del problema.



Así es como surgió la novela La primavera del mal (Suma de Letras, 2013), en la que construyó una historia que nos pone ante el nacimiento de uno de los negocios más lucrativos, violentos y globales de nuestros días, como lo es el narcotráfico, donde la tarea más importante fue tratar de entender bien lo que fuimos “para poder comprender lo que somos”.
“Una de las cosas que menos me sorprendió es que parte de la historia parte de la agenda política de Estados Unidos, que es lo que nos marca, como el hecho de que la mariguana se haya criminalizado por cuestiones económicas. No la prohibieron porque fuera una droga, sino porque con la planta del cáñamo se hizo un papel muy resistente y William Hearst quería tener el monopolio de la producción del papel, entonces realizó un trato político con el presidente de Estados Unidos para que volviera ilegal el cultivo de la mariguana, pero no por la droga.”
Incluso, una de las cosas que más llamó su atención es que se escribiera poco acerca de hechos como el que importantes mafiosos de Estados Unidos vivieran en México, entonces “me preguntaba por qué nadie había dicho que la mafia estaba bien metida en nuestro país”.

Lo que menos le sorprendió al momento de desarrollar la investigación sobre la doble moral de la Unión Americana en relación con las drogas es que “por un lado dicen una cosa y por otro lado hacen otra muy diferente”.
“Desde luego, la historia del poder en México está muy involucrada con la historia de las drogas en México, prácticamente es lo mismo, y todo está totalmente documentado; inclusive nada más los personajes principales que aparecen en la novela son ficticios, aunque en realidad son arquetípicos, están basados en personajes reales, solo que los tomé de todos lados y los fusioné en uno.”
Sin culpables o inocentes Cómo se origina, quiénes fueron sus protagonistas, cuáles sus escenarios y por qué perdura de manera creciente hasta hoy, son algunas de las preguntas que busca responder el escritor en La primavera del mal, a través de un recorrido de 20 años entre gobernadores, presidentes, gánsteres y policías antinarcóticos.
Autor de títulos como Trago amargo, Solamente una vez, El código nazi o El diablo me obligó, F. G. Haghenbeck estaba convencido de que hay suficiente literatura sobre las últimas décadas del narcotráfico en nuestro país, pero hacía falta hurgar en los orígenes, donde lo más importante es que no se trata de buscar culpables o inocentes.

Añadir leyenda
“En La primavera del mal no hay buenos ni malos, como sucede en la vida o en la historia con mayúscula. Se trataba de humanizar a los protagonistas, de entenderlos: podía estar o no de acuerdo con ese tipo de personas, pero había que comprender por qué hicieron lo que tuvieron que hacer; ese fue uno de los factores que me impulsó y que me dictó la novela. Por eso es que no son ni blancos ni negros, son totalmente humanos”, a decir del narrador.
A su parecer, en el crecimiento del problema de las drogas en México hay personajes muy conocidos, sobre todo políticos, que influyeron de manera decidida, por lo cual está convencido de que una buena manera de buscar soluciones está en el reconocimiento de su origen; incluso, acepta que en el control estaría un primer paso muy importante.
“El alto grado de violencia que se vive hoy día es el que no entiendo, pero con el de ese tiempo es distinto, porque veníamos saliendo de la Revolución; hay que entender que el grado de violencia lo traíamos, aunque no comulgo con ellos. A fin de cuentas, la novela, que revisa el pasado, es para comprender el futuro y el presente.











E





l escape del chapo

Lo cierto es que nuestra historia está poblada de escenas borrosas, de vidrios empañados que culpaban al clima de arruinar la “transparencia”; de fantasmas, de mitos. Es curioso decirlo, porque a lo largo de mi vida, creí no ser testigo de ninguna de estas transformaciones de hombre a mito, y de mito a fantasma. Pero poniendo atención a nuestra situación, puedo decir que llevamos ya 11 años siendo espectadores de esa alquímica transformación.
Un día como hoy, hace once años, de la prisión de Puente Grande se fugó Joaquín Guzmán Loera, antes apenas un narcotraficante venido a menos que recaudó poder en su encierro, ahora, “El mayor capo en la historia” según la DEA.
El 9 de junio de 1993, en la frontera de Guatemala y Chiapas, fue capturado, luego de que el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto de Guadalajara el 24 de mayo de ese año, acelerara su búsqueda. Las múltiples condenas para “El Chapo” Guzmán sumaban 20 años, de los cuales sólo cumplió cerca de 9, antes de su huida en el penal de Puente Grande, ahora apodado “Puerta grande”.

A tan solo 40 días de que Vicente Fox tomara posesión, un grupo de autoridades carcelarias y vigilantes de los derechos humanos visitaron el Cerezo  en Jalisco. Se dice que esta fue la principal distracción que permitió la huida.
Luego de que a las 9:45 de la noche pasara lista en su celda, “El Chapo” Guzmán desapareció. Se supone que se dirigió a la lavandería donde fue escondido en un carrito que transportaba la ropa sucia de los reos. Luego de eso, nada.
A las tres de la mañana se envió una alerta que daba la noticia que oscurecería el sexenio de Vicente Fox: “El Chapo” había escapado. Durante los siguientes días se registró el penal con la optimista idea de que estuviese escondido en algún rincón, sin embargo sólo se encontraron su uniforme y sus zapatos en el cuarto de máquinas.
La fuga de Joaquín Guzmán hizo evidente la corrupción de los sistemas carcelarios de nuestro país, tiempo después se supo de los privilegios que gozaba “El Chapo” mientras estaba encarcelado: decidía el menú de la prisión, recibía prostitutas, alcohol, tenía comunicación libre al exterior e incluso se dijo que entraba y salía de Puente Grande a placer.
62 personas fueron encontradas culpables de complicidad con “El Chapo” en su fuga, entre ellos, reos, custodios, e incluso altos funcionarios como el entonces director del Cerezo, Leonardo Beltrán Santana.
El escape de Joaquín Guzmán, curiosamente se empata con la llegada del PAN al gobierno de nuestro país, en los últimos 11 años, las plazas del narco se han modificado notablemente, los grupos se han dividido y multiplicado, al igual que la violencia en sus luchas, y el ahínco en la “Guerra contra el narcotráfico”.
Durante el 2001, los Arellano Félix manejaban 15 estados; los Carrillo Fuentes (Cártel de Juárez), manejaba 17; el cártel del Golfo manejaba Nuevo León, Tamaulipas, Tabasco y Chiapas; el cártel de Sinaloa sólo manejaba 5 estados.
Hoy, el Cártel del Chapo tiene presencia en Baja California Sur y Norte, Durango, Coahuila, Sonora, Chihuahua, Jalisco, Colima, Nayarit, Morelos, Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Quintana Roo y Chiapas, reporta la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDEO).
Seguro regresará fácil a su memoria la edición de noviembre 2011 de la revista Forbes, en la que se nombraba al “Chapo” como el hombre #55 más poderoso del mundo, calculaba que la fortuna de Joaquín Guzmán había llegado a los 1000 millones de dólares, sin duda una cantidad que sobrepasa lo acumulado en las arcas de los políticos corruptos y por supuesto de la gente trabajadora.
Pensando en estas cifras, sólo me viene a la cabeza una pregunta, ¿Cómo es posible que no se pueda rastrear tal cantidad de dinero? ¿Guardará “El Chapo” su dinero en cajas en los sótanos de sus múltiples mansiones? Sin duda es inocente pensar que si el hombre fue capaz de escapar de un penal de alta seguridad, es incapaz de crear un sistema de presta nombres, identidades ficticias y demás que le permitan ocultar sus bienes. Sin embargo, también es difícil pensar que el gobierno mexicano en colaboración con la DEA no haya sido capaz de atrapar al décimo hombre más poderoso de nuestro país, el segundo más buscado por el gobierno estadounidense, sobre todo considerando que el número uno en la lista negra estadounidense, Osama bin Laden, fue abatido el año pasado.
No puedo tampoco evitar recordar la entrevista de Carmen Aristegui a Edgardo Buscaglia en 2007 cuando hablaba de la cooperación internacional. El Chapo, según la SIEDEO, tiene tratos con organizaciones delictivas en la India, China, Honduras, Argentina, Venezuela, Costa Rica, España y por supuesto Estados Unidos, donde según la DEA introduce un 65 por ciento de la cocaína y drogas sintéticas; si es así, ¿Por qué la cooperación internacional mexicana se reduce a la colaboración con la DEA (responsables indirectos por cierto, del infame operativo “Rápido y Furioso”)?
En la entrevista antes mencionada Buscaglia menciona a la “Gobernabilidad”, un pacto de todos los entes políticos, de cualquier ideología, contra el crimen organizado: “Gobernabilidad quiere decir rendición de cuentas, gobernabilidad quiere decir mayor transparencia, gobernabilidad quiere decir menor poder de abusar de la discrecionalidad en el poder; gobernabilidad es una ensalada de factores que hace que un estado funcione mejor y tenga mayor efectividad; es la sociedad civil que empuja, obviamente tiene que haber una capacidad técnica-operativa de los actores dentro del estado: fiscales, jueces, unidades de inteligencia financiera, que trabajen como un engranaje coordinado contra la delincuencia organizada”-decía Buscaglia en la entrevista.
Si esto existiera, si las empresas, los bancos, los honestamente poderosos, se unieran, tal vez la triangulación de sus testimonios ubicaría al capo más buscado del mundo. Sin embargo, esto parece más una falacia, y a decir verdad, todo el espectáculo de la Guerra contra el Narcotráfico, las entrevistas, los rumores, las fuertes declaraciones de estrellas como Kate del Castillo, han hecho del Chapo Guzmán una historia cuasi folklórica, un mito de nueve mil cabezas que va y viene dentro y fuera de nuestro país, como si de un ciudadano libre –pero muy poderoso– se tratara.
Comencé este texto hablando de las leyendas negras de los zapatistas: imagino a mi abuela en plena Revolución, escondida, temblando ante la idea de que los zapatistas se la robaran. Era plena guerra, era, la masacre de miles, la batalla en su máxima expresión. La Revolución pasó hace cien años, la recordamos como el histórico y positivo cambio de nuestra sociedad, celebramos con monumentos a sus héroes, personas de las que realmente sabemos poco, pero de quienes nos han contado mucho. Hoy vivimos una guerra activa, una batalla, en su extraña, pero máxima expresión, la masacre de miles es ya un hecho innegable. Podríamos decir que vivimos una guerra que no es una revolución porque carece de ideales, pero que bien podría cambiar, y que está cambiando, nuestra forma de vida y las estructuras de este país.
P
EÑA Y EL NARCO

Los planes de los yanquis para poder controlar a México son claros: terminar de convertir al país en un narco-estado. Esto significa que todo se mueva en torno de la producción, distribución y supuesto combate a la droga. Con esto los militares mexicanos, mediante mandos gringos impuestos, tendrían el control del país y gran parte del presupuesto nacional se dedicaría a cuestiones militares: compra de armamento, pago de asesores, etc. Por ello, a pesar de que la DEA tiene la información de cómo se mueven los cárteles de la droga, el presidente de los Estados Unidos fue el primero que sin tener resultados oficiales, reconoció a Peña Nieto como presidente electo.









Los gringos saben que los millones de dólares que el PRI utilizó para llevar adelante el fraude provienen del narco, del lavado de dinero y del erario público. Pero a ellos no les interesa que en México hayan muerto más de 60 mil mexicanos en la “guerrita” contra el narco, a ellos sólo les importan las grandes ganancias de los fabricantes gringos de armamento y la militarización de México para prevenir levantamientos populares, como los que se están dando en varias partes del mundo, incluyendo los Estados Unidos.
 Las pruebas de que los cárteles de la droga apoyaron a Peña Nieto se incrementan día a día: primero se demostró que en las casillas del llamado triangulo del narcotráfico (que incluye los límites de Sinaloa, Durango y Chihuahua), los narcos amenazaron a las poblaciones para que votaran por el PRI, además de que aparecieron miles de votos priistas en pueblos fantasmas. Después, la gente le entregó a AMLO tarjetas de Monex donde se descubrió la triangulación de recursos entre seis empresas y una persona física con Monex, ocultando el origen de los recursos, ya sean públicos o del crimen organizado, para beneficiar a la campaña de Peña Nieto. Con ello se demostró que hubo rebase de tope de gastos de campaña de más de cuatro mil 200 millones de pesos.

Las compañías apócrifas con la que se triangularon recursos fueron Atama, Koleos, Inizzio y Efra y se sostiene que son ilegales porque la mayoría no tienen una dirección y porque sus declaraciones son falsas, por ejemplo, una de ellas manifiesta a Hacienda que la empresa es de dos obreros que obtuvieron en un año ganancias de más de mil millones de pesos, mismos que se gastaron en aportaciones que están vinculadas con la empresa Monex, vinculada con recursos que entregó a operadores del 

El cartel de los zetas

Las diferencias que actualmente existen al interior del cártel de Los Zetas se deben, más que nada, a los odios y las ofensas personales que ocasionó Miguel Treviño Morales, "El Z-40", entre sus operadores.
Todo se originó cuando en 2009 el líder de la organización, Heriberto Lazcano Lazcano, "El Lazca", comenzó a compartir y luego a delegar en Treviño responsabilidades esenciales como la asignación de jefes de plaza en el país.
Sin embargo Lazcano no tomó en cuenta que varios de sus hombres importantes odiaban a Treviño por disputas por mujeres o porque los había ofendido al exhibirlos como incompetentes en el cobro de rentas ilegales, según indican expedientes judiciales a los que tuvo acceso el periódico mexicano Reforma.
Pese a que "El Lazca" mantenía el control sobre el cártel, cuando "El Z-40" se erigió como el mando operativo no tardaron en surgir las diferencias entre algunos jefes de plaza, que derivaron en disputas, muertes de familiares y finalmente guerras abiertas.
El estilo de Treviño MOrales se hizo sentir desde mayo de 2009, cuando destituyó como jefe de plaza en Cancún a Ezequiel Cárdenas Guillén, "Tony Tormenta", porque "no era productivo".
En 2012 también se dio otra división, cuando los hermanos Velázquez Caballero, conocidos como "Los Talibanes", que controlaban las redes de la organización en San Luis Potosí, Zacatecas, Coahuila, Aguascalientes y Guanajuato, tuvieron difreencias con el "Z-40" porque a uno de ellos lo desplazó del mando con el mismo argumento que en el caso del hermano de Osiel Cárdenas.

El cartel del golfo


La historia del cártel del Golfo se remonta a los años 70, aunque oficialmente se considera que se formalizó como una gran organización dedicada al tráfico de drogas en los años 80, con Juan García Abrego.

El origen de este cártel se localiza en la figura del legendario contrabandista Juan Nepomuceno Guerra, quien falleció el 12 de julio de 2001, a quien las autoridades nunca pudieron probarle delito de contrabando alguno.

Sin embargo, el único negocio fuera de la ley que él reconocía públicamente fue el de contrabandear whisky entre México y Estados Unidos en los años 30 del siglo pasado, cuando Al Capone encabezaba la mafia en aquel país.

Nativo de Matamoros, Tamaulipas, Juan Nepomuceno Guerra controló, supuestamente hasta su muerte, la dirección del cártel del Golfo y la ruta que permite el acceso de grandes cargamentos de cocaína, mariguana y drogas sintéticas en la llamada frontera chica.

Desde principio de los años 80 y hasta el 13 de febrero de 1996, cuando iba el segundo año del sexenio de Ernesto Zedillo, el imperio del Golfo se desmoronó con la captura de Juan García Abrego, mientras los cárteles de Tijuana y Juárez tenían un crecimiento pleno. Amado Carrillo Fuentes era considerado el rey del espacio aéreo; los Arellano Félix se consolidaban como la organización más sanguinaria.

Entonces, el cártel del Golfo sufre una recomposición y en la zona de la frontera chica se disputan el control de esa organización Salvador El Chava Reyes; Adán Medrano, alias El Licenciado; Gilberto García Mena, y Hugo Baldomero Medina Garza, alias El señor de los trailers.

En los dos años recientes Osiel Cárdenas Guillén se convirtió -a la caída de sus competidores- en el sucesor del narcotraficante más poderoso en México durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Juan García Abrego.

De acuerdo con el mapa de las organizaciones criminales elaborado por la Procuraduría General de la República (PGR), el cártel del Golfo opera en 10 estados: Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Jalisco, Zacatecas, Chiapas y Distrito Federal.

Según reportes oficiales de la PGR se calcula que esa organización introduce a Estados Unidos 20 por ciento de la droga que se consume en esa nación, y hasta 1997 era considerado como uno de los brazos operativos del cártel de Cali.

Entre los más importantes miembros de esa organización, quienes ya están detenidos o muertos, se encuentran Carlos Reséndez Bertolucci, empresario neoleonés, quien fue aprehendido en 1994 acusado de tráfico, suministro y venta de cocaína; Guillermo González Calderoni, ex comandante de la Policía Judicial Federal, quien recientemente fue asesinado en Texas.

Cárdenas Guillén inició su carrera delictiva como madrina de la PGR, posteriormente laboró en la dependencia federal como entrenador de perros, en donde además comenzó con su carrera delictiva. Con la detención de Juan García Abrego, recluido en un penal de los Estados Unidos, Salvador Gómez, conocido como Chava Gómez, asumió el control del cártel del Golfo. En ese entonces Osiel Cárdenas era brazo derecho. En 1988 ambos fueron detenidos por la PGR y arraigados en una casa de seguridad al sur del Distrito Federal; sin embargo, lograron burlar la vigilancia y escaparon. Salvador Gómez fue asesinado en 1998 y su muerte se atribuye a Cárdenas Guillén, quien asumió el control del cártel.





La familia muchoacana

La Familia Michoacana se formó por algunos integrantes que formaban parte de otras organizaciones criminales como Los Zetas y el Cártel del Golfo. Algunas personas decidieron separarse y crear una nueva organización delictiva, formándose en el año del 2006.

La familia michoacana (LFM) es el nombre que tiene una organización o cártel criminal que se dedica a la venta y distribución de drogas ilegales, en una sola palabra “narcotráfico”. También se dedican a otras actividades ilícitas como homicidios, secuestros, extorsiones, crímenes de todo tipo, lavado de dinero, tráfico de armas, piratería de material pornográfico y discos. 


Es fundamental saber que los integrantes de la familia michoacana aprendieron el sistema que usan los famosos “zetas” pero lo combinaron con el aspecto religioso aunque de forma errónea. Desde que iniciaron con sus actividades ilícitas poco a poco fueron ganando terreno en México y en el extranjero. Lucharon y ganaron plazas que hace tiempo eran controladas por otros grupos criminales. Éstas son los estados de México, Guerrero, Guanajuato y Querétaro, así como la Ciudad de México.

Con el paso del tiempo la influencia de la familia Michoacana fue adquiriendo mayor importancia en el país. Por lo que se dio una rápida expansión comercial y territorial en lugares del norte del país como: Baja California, Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, Sinaloa.

Las diferentes investigaciones que la policía federal de la Secretaría de Seguridad Pública de México (SSP) ha hecho durante mucho tiempo muestran que la familia michoacana también realiza actividades ilegales y de narcotráfico en varios lugares de los Estados Unidos como: Arizona, California, Illinois, Nevada, Nuevo México, Las Carolinas y Texas.
  
Muchas personas se preguntan cuáles son los motivos que tienen los miembros de la familia michoacana para llevar a cabo actividades ilícitas que dañan la vida de muchas personas y familias que “aparentemente” son inocentes. Las investigaciones que la Policía Federal ha hecho dan como conclusión que dicha organización criminal justifica la tortura y homicidio de sus rivales como la justicia divina.
  
Se dice que la familia michoacana tiene su propia “biblia”. Queda claro que confunden lo que es la justicia divina que sólo puede ser hecha por Dios y la otra justicia hecha por la mano del hombre. Para dicha organización la lectura y cursos que sus líderes imparten a otros integrantes considera que el crecimiento personal, principios éticos y valores morales forman parte del crimen.

Les enseñan a mantener la unidad y comunicación para crecer en todos los aspectos, principalmente en lo criminal ya que se dedican al crimen organizado y otros aspectos ilícitos que son fuertemente castigados en México y en todos los países del mundo.

La “doctrina” que la familia michoacana lleva a cabo es la que se encuentra publicada en los libros de John Eldredge, cristiano estadounidense. Principalmente se basan en el libro titulado “Salvaje de Corazón”. Dicha información fue dada a conocer por la Policía Federal ya que uno de los líderes de la organización criminal, Nazario Moreno exige a todos los miembros de la familia michoacana el estudio y aprendizaje de dicha obra.

Así mismo, dicho líder se da a la tarea de buscar maestros rurales o personas que formaron parte del Consejo Nacional de Fomento Educativo, conocido como la CONAFE para la difusión de diferentes obras de Eldredge en pueblos del estado de Michoacán. Nazario Moreno cree que con dichos actos tiene un mejor control de los pensamientos y motivación de sus integrantes para seguir adelante con sus crímenes.

La familia michoacana tiene rivalidad con el grupo de Los Zetas y con el Cártel de Juárez. Es importante saber que dicha “familia” coopera con los del Cártel de Tijuana de los Arellanos Félix para vender y transportar drogas de todo tipo a través de la frontera de Tijuana.


Según reportes oficiales de la PGR se calcula que esa organización introduce a Estados Unidos 20 por ciento de la droga que se consume en esa nación, y hasta 1997 era considerado como uno de los brazos operativos del cártel de Cali.

Entre los más importantes miembros de esa organización, quienes ya están detenidos o muertos, se encuentran Carlos Reséndez Bertolucci, empresario neoleonés, quien fue aprehendido en 1994 acusado de tráfico, suministro y venta de cocaína; Guillermo González Calderoni, ex comandante de la Policía Judicial Federal, quien recientemente fue asesinado en Texas.

Cárdenas Guillén inició su carrera delictiva como madrina de la PGR, posteriormente laboró en la dependencia federal como entrenador de perros, en donde además comenzó con su carrera delictiva. Con la detención de Juan García Abrego, recluido en un penal de los Estados Unidos, Salvador Gómez, conocido como Chava Gómez, asumió el control del cártel del Golfo. En ese entonces Osiel Cárdenas era brazo derecho. En 1988 ambos fueron detenidos por la PGR y arraigados en una casa de seguridad al sur del Distrito Federal; sin embargo, lograron burlar la vigilancia y escaparon. Salvador Gómez fue asesinado en 1998 y su muerte se atribuye a Cárdenas Guillén, quien asumió el control del cártel.

  

La familia muchoacana

La Familia Michoacana se formó por algunos integrantes que formaban parte de otras organizaciones criminales como Los Zetas y el Cártel del Golfo. Algunas personas decidieron separarse y crear una nueva organización delictiva, formándose en el año del 2006.

La familia michoacana (LFM) es el nombre que tiene una organización o cártel criminal que se dedica a la venta y distribución de drogas ilegales, en una sola palabra “narcotráfico”. También se dedican a otras actividades ilícitas como homicidios, secuestros, extorsiones, crímenes de todo tipo, lavado de dinero, tráfico de armas, piratería de material pornográfico y discos. 

Es fundamental saber que los integrantes de la familia michoacana aprendieron el sistema que usan los famosos “zetas” pero lo combinaron con el aspecto religioso aunque de forma errónea. Desde que iniciaron con sus actividades ilícitas poco a poco fueron ganando terreno en México y en el extranjero. Lucharon y ganaron plazas que hace tiempo eran controladas por otros grupos criminales. Éstas son los estados de México, Guerrero, Guanajuato y Querétaro, así como la Ciudad de México.

Con el paso del tiempo la influencia de la familia Michoacana fue adquiriendo mayor importancia en el país. Por lo que se dio una rápida expansión comercial y territorial en lugares del norte del país como: Baja California, Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, Sinaloa.

Las diferentes investigaciones que la policía federal de la Secretaría de Seguridad Pública de México (SSP) ha hecho durante mucho tiempo muestran que la familia michoacana también realiza actividades ilegales y de narcotráfico en varios lugares de los Estados Unidos como: Arizona, California, Illinois, Nevada, Nuevo México, Las Carolinas y Texas.
  
Muchas personas se preguntan cuáles son los motivos que tienen los miembros de la familia michoacana para llevar a cabo actividades ilícitas que dañan la vida de muchas personas y familias que “aparentemente” son inocentes. Las investigaciones que la Policía Federal ha hecho dan como conclusión que dicha organización criminal justifica la tortura y homicidio de sus rivales como la justicia divina.
  
Se dice que la familia michoacana tiene su propia “biblia”. Queda claro que confunden lo que es la justicia divina que sólo puede ser hecha por Dios y la otra justicia hecha por la mano del hombre. Para dicha organización la lectura y cursos que sus líderes imparten a otros integrantes considera que el crecimiento personal, principios éticos y valores morales forman parte del crimen.

Les enseñan a mantener la unidad y comunicación para crecer en todos los aspectos, principalmente en lo criminal ya que se dedican al crimen organizado y otros aspectos ilícitos que son fuertemente castigados en México y en todos los países del mundo.

La “doctrina” que la familia michoacana lleva a cabo es la que se encuentra publicada en los libros de John Eldredge, cristiano estadounidense. Principalmente se basan en el libro titulado “Salvaje de Corazón”. Dicha información fue dada a conocer por la Policía Federal ya que uno de los líderes de la organización criminal, Nazario Moreno exige a todos los miembros de la familia michoacana el estudio y aprendizaje de dicha obra.

Así mismo, dicho líder se da a la tarea de buscar maestros rurales o personas que formaron parte del Consejo Nacional de Fomento Educativo, conocido como la CONAFE para la difusión de diferentes obras de Eldredge en pueblos del estado de Michoacán. Nazario Moreno cree que con dichos actos tiene un mejor control de los pensamientos y motivación de sus integrantes para seguir adelante con sus crímenes.

La familia michoacana tiene rivalidad con el grupo de Los Zetas y con el Cártel de Juárez. Es importante saber que dicha “familia” coopera con los del Cártel de Tijuana de los Arellanos Félix para vender y transportar drogas de todo tipo a través de la frontera de Tijuana.


Según reportes oficiales de la PGR se calcula que esa organización introduce a Estados Unidos 20 por ciento de la droga que se consume en esa nación, y hasta 1997 era considerado como uno de los brazos operativos del cártel de Cali.

SICARIOS DEL NARCO CONFIEZAN SU MANERA DE OPERAR




 ENTRENAMIENTO DE LOS ZETAS





Las Drogas
Es toda sustancia que introducida en un ser vivo, por cualquier vía (esnifada, oral o tragada, fumada, inyectada o inhalada), es capaz de modificar una o más funciones del organismo relacionadas con su conducta, comportamiento, juicio, percepción o estado de ánimo.

Dentro de esta definición se encuentran tanto las sustancias legales (alcohol, tabaco, medicamentos...) como las ilegales (cannabis, cocaína, heroína, speed, etc.).

CLASIFICACIÓN DE LAS SUSTANCIAS:
Hay muchas clasificaciones de las drogas, hemos elegido dos o tres porque nos parecen más claras y representativas; son éstas:

1. Drogas legales- drogas ilegales:
Parece que la sociedad donde vivimos y nuestro entorno sólo consideraban como "droga" a las ilegales, cuando las sustancias legalizadas, según la definición anterior, también las consideran "drogas".

    
- Drogas legales: cualquier sustancia que se encuentra legalizada en nuestro país, que introducida en un ser vivo es capaz de modificar una o más funciones del organismo. Entre estas sustancias se encuentran: el tabaco, el alcohol, los medicamentos, la cafeína, la teobromina, la teína, etc.

    
- Drogas ilegales: cualquier sustancia que se encuentra en nuestro país de una forma ilegal, que su consumo, su compra, su venta y su cultivo o fabricación no está legalizado, que introducida en el ser vivo es capaz de modificar, una o más funciones del organismo. Entre estas sustancias se encuentran: el cannabis y sus derivados, la cocaína, las anfetaminas y sus derivados, las drogas de síntesis, la heroína, el éxtasis líquido (GHB), etc.

2. Según el efecto:
Otra clasificación muy clara es la que se basa en el efecto que producen las sustancias en el cerebro de las personas que las consumen, así nos encontramos con tres tipos de drogas:

- Drogas depresoras del Sistema Nervioso Central: actúa sobre el cerebro entorpeciendo y adormeciendo, ralentizando el propio funcionamiento y el proceso cognitivo de la persona. Entre éstas se encuentran: el alcohol, los derivados opiáceos, como son la heroína, la metadona, la morfina, etc. Los tranquilizantes y los hipnóticos (pastillas o medicamentos para calmar la ansiedad, o para provocar el sueño).

- Drogas estimulantes del Sistema Nervioso Central: actúan sobre el cerebro acelerando su funcionamiento habitual, y provocando un estado de activación que va, desde una mayor dificultad para dormir hasta un estado de hiperactividad después de su consumo. Entre éstas están: anfetaminas, cocaína, nicotina, cafeína, teobromina , teína, etc.

- Drogas perturbadoras del Sistema Nervioso Central: actúan sobre el cerebro trastocando su funcionamiento y provocando distorsiones perceptivas y alucinaciones visuales y acústicas. Entre éstas se encuentran: los alucinógenos (LSD, mescalina, diversas clases de hongos, y de cáctus y algunas variedades de hierbas silvestres), los derivados del cannabis (hachís, marihuana, resina...), y las drogas de síntesis y sus derivados ( MDMA).


A los narcos también les preocupa su alma


Para cuando muriera, ‘El Lazca’, líder del cártel de Los Zetas, mandó construir un lujoso mausoleo en Pachuca, Hidalgo, que contrasta con el modesto panteón en donde se encuentra. El fallecimiento ocurrió el segundo lunes de octubre, según el gobierno mexicano, en un enfrentamiento con la Marina. Las fotos del cuerpo son la única prueba, pues el cadáver fue robado de una funeraria en Coahuila, un árido estado al norte de México.

El destinatario del mausoleo no es algo documentado, nadie ha declarado ser el dueño, sin embargo el tipo de edificación es muy similar a la de la iglesia que hasta hace un año tenía una placa agradeciendo a Heriberto Lazcano la donación de la estructura. Ambas construcciones tienen una enorme cruz cromada frente a una fachada de madera y cristal cortado. La iglesia se ubica a sólo tres calles del Campo Militar 18-A.
La zona no está apartada ni escondida en la capital del estado de Pachuca. A unos 200 metros de distancia se encuentra la Secretaría del Trabajo del gobierno local, un aeropuerto y una plaza comercial. De hecho, la avenida más cercana es la autopista que conduce a la Ciudad de México.




Señales póstumas
¿Para qué arriesgarse a dejar pistas en una iglesia? La presencia de la religión entre los capos del crimen organizado ha sido una constante a lo largo de la historia de los cárteles.
El 9 de abril de 2001 fue capturado Gilberto García Mena, “El June”, líder de una célula del Cartel del Golfo. En su guarida tenía un altar con veladoras rodeando una estatua de la Santa Muerte. Una cabaña en el jardín le servía como capilla, relata José Gil Olmos en el libro “La Santa Muerte”.
Hasta los años 70 el catolicismo se mantuvo como la religión preferente por más de 96% de la población en México. Sin embargo, en las últimas décadas el número se ha reducido hasta 83% en 2010, de acuerdo con los censos de población realizados cada 10 años por el Instituto Nacional de Geografía (INEGI). Esta disminución va a la par con un incremento en la proporción de personas que creen en otras cosas, entre ellas cultos como la Santa Muerte.
Un documento del Foreign Military Studies Office, un grupo de investigación abierta del Ejército de Estados Unidos, considera que algunos criminales podrían usar el culto a la Santa Muerte (cuyas imágenes predominan entre integrantes del Cartel del Golfo) “como un impulso para cometer delitos o para aumentar la escala y la violencia de sus crímenes. Por otra parte, debido al peligro inherente de la delincuencia, la invocación de la propia muerte como patrono tiene por sí mismo un atractivo”.
Mostrando el alma
El arrepentimiento y el perdón, valores católicos, han sido referidos por narcotraficantes como Jesús Enrique Rejón Aguilar, alias “El Mamito”, uno de los fundadores de los “Z” y uno de los supuestos responsables del asesinato del agente del ICE, Jaime Zapata. Después de ser capturado y ante la pregunta que si a alguien le pediría perdón, éste respondió que a su madre, porque tenía 17 años sin verla debido a su actividad criminal.
Bernardo Barranco, sociólogo especialista en el estudio de las religiones, dice en entrevista con Univisión: “Las personas que se han incorporado al crimen organizado son de origen popular, sobre todo aquellas que están en la línea de fuego. Vienen de una tradición católica (…) Están por un lado cometiendo faltas graves a una ética religiosa, y por otra parte están al filo de la navaja, entre la vida y la muerte, por lo tanto se convierten en individuos muy supersticiosos que buscan formas religiosas que justifiquen y den trascendencia a una vida que saben que en cualquier momento saben estará perdida”.

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